Dios quiere que su pueblo se alegre y que los jóvenes disfruten de su
juventud, pero dicha alegría debe ir moderada ya que Dios los considera a
todos responsables de sus actos pecaminosos.
Todo lo que hagamos en pecado nos traerá como resultado aflicción y sufrimiento en esta vida y juicio en la vida venidera.
Todo lo que hagamos en pecado nos traerá como resultado aflicción y sufrimiento en esta vida y juicio en la vida venidera.